martes, 3 de noviembre de 2009

Yo estaba ahí cuando...

Todo el mundo sabe que lo de Pollock no fue un accidente... Bueno, tampoco un suicidio.
Es lo que tiene querer encumbrar a un hombre tonto y darte cuenta de que la puta cabeza no le da para más, así que una tarde mientras me tomaba
un carajillo cargado en el pueblucho ese de Long Island se me ocurrió que me iba a llevar de paseo a Jackson y a la zorrupia esa de mi amiga que estaba intentando follárselo, pero claro, como para competir conmigo, que para la época ya estaba bastante jamona (ahora entre el cambio de identidad y las clases de Historia no doy abasto y claro, me he ajado un poquico). Con lo que les dije "ay, vamos a tal fiesta, pero antes coceros bien los dos, que sino los cubatas salen a 8 euros y soy una rata, así que aquí en casa botellón con la merienda y pal coche".
Obviamente, a pesar de sus pocas luces y de ir como una cuba, Pollock se me puso mojigato (fijáos, mojigato en los años 50, que manera de romp
er el encanto..), y me dijo que había bebido mucho, que por qué no llamábamos a un taxi. Sí, claro, y lo que me ahorro en cubatas me lo gasto en taxi, nada, que con mis armas de mujer lo convencí para que se pusiera a conducir el maldito coche, y ahí nos fuimos, dejando a la tonta de su mujer, Lee en la casa fregando el estropicio.
Y bueno, entre las curvas, el alcohol y que yo forcejeaba un poco con el volante así como quien no quiere la cosa.. ZAS!!! muertos los dos, y yo me salí de ahí, lloré un poquito ante la policía, escribí mis memorias, me forré y ahora me compro sombrer
os caros y pongo buena cara.


Aquí una foto de época, antes de que muriera el zopenco este, claro.

Aquí yo cuando cobré la herencia y me compré una pamela hortera.









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